
Costos económicos
Si son mamás se han dado cuenta de lo caro que es tener una guagua, más allá del plan de Isapre -yo tengo Fonasa, por ende, hay ene cosas que son baratas y accedo al famoso Ajuar del Chile Crece Contigo, de hecho con Olivia lo recibí-, pero hay otros costos que van desde la ropa, la alimentación, los famosos pañales, las cremas, el pediatra, las enfermedades de temporada, y así un suma y sigue. Cuando tuve a Sofía, me encontraba en la Universidad, sin ni un peso, me di cuenta que cuesta mucho mantener un bebé, mis padres tuvieron que hacerse cargo de mi y de una bebé, que tenía necesidades todos los días. Tuve la suerte de tener Fonasa y ser atendida en el consultorio cuando me diagnosticaron depresión post parto, así también cuando le encontraron una posible espina bífida a la Sofía o el soplo en el corazón. Porque son costos que quizás no calculamos cuando hablamos de tener bebés. Con Olivia ya estaba trabajando, gracias a Dios tenía los 3 meses de cotización para poder acceder al pago completo del pre y post natal (donde obviamente no me pagaron nunca asignación de alimentación ni el traslado), pero costó, porque de todas maneras una de las licencias no me la pagaron en el tiempo esperado, pero ahí rebuscándose encontramos soluciones, pero también el sistema era perverso, quizás como es ahora. Sin contar el temor de perder el trabajo a la vuelta del post natal. De hecho ahí decidí volver casi al tiro, Olivia casi ni comía cuando tuve que meterme de lleno al trabajo porque no había otra posibilidad, sentí que si no volvía podía perder mi puesto de trabajo.
¿Me gustaría ahora estar en esa misma situación, más aún que soy freelancer? Creo que definitivamente no, no se la doy a nadie. Porque ser mamá no puede tampoco ser un estrés económico.
Costos emocionales
¿Han tenido depresión post parto? Bueno, yo si. Cuando tuve a Sofía, el progenitor de ella tomó la decisión libre y espontánea de decirme -cuando Sofía tenía 2 meses- que «no sabía si quería ser papá» a lo que yo le respondí «cuando sepas donde nos encontramos en tu escala de prioridades llámanos». ¿Qué iba a hacer una mujer de 21 años con una niña recién nacida, sin mayor apoyo, encerrada en su casa, que dejó la universidad porque no le convenía seguir estudiando con su guagua en brazos porque nació en junio -difícil llevarla a clases-, qué más encima «perdió» al amor de su vida -quizás me salvé de algo peor-? Sinceramente me dediqué a llorar y darme cuenta que pucha que era difícil ser madre en esas circunstancias.Esto sin contar que tuve un parto difícil, que fue malo, que no me pude mover, con un doctor que me mutiló, que más encima fue terrible levantarme, darme cuenta que pasé por una carnicería, porque así me sentí: en una carnicería. Ni siquiera pude ver inmediatamente a la Sofía porque estaban tratando de reanimarla, ya que nació con el APGAR bajo.
Con Olivia si, fue mejor, tuve un parto respetado, con apoyo de un equipo que sabía que yo quería un trato mejor, que me hizo sentir empoderada de mi rol, con una pareja que estuvo ahí en todo sentido. Pero así y todo tenía el miedo de volver a tener una depresión, me costó compatibilizar la vida entre dos, ver como dejaba también de lado a la Sofía que tanto me costó ordenar la vida, para que la Olivia llegara a cambiar todo el esquema. Tuve la jugada de cambiarme de pega, pega que terminó conmigo fuera, entonces tuve que lanzarme al mundo freelance, que es difícil, porque tuve que aprender a compatibilizar trabajo, la casa, los horarios, las dificultades tradicionales de las niñas, la adaptación del jardín, de mi familia, que todos entendieran que yo estaba en la casa trabajando, no mirando el techo.
L@s hij@s están para disfrutarlos
Si, así como lo lees, decidí que mis hijas son parte fundamental de mi vida, en el sentido que las crío para que no solo sean buenas personas si no porque quiero que sean personas que aportan y para eso también deben verme a mi como un ejemplo de personas que a pesar de caerse se levanta. Quiero dedicarles el tiempo que corresponde, que vivan en un ambiente bueno, que disfruten su niñez, que vivan bien y tranquilas y para eso hay que tomar ciertas decisiones. Más allá que una tenga o no pareja, los hijos son una responsabilidad, pero que mejor que disfrutar esa responsabilidad algo obligada -no nos queda de otra, jajaja-. Es una decisión dura, pero consciente. Tampoco descarto más adelante volver a vivir la experiencia, quizás que me depara el destino. Pero aquí y ahora me dije a mi misma que no quiero tener más hijos y quiero dedicarme al mil por ciento a disfrutar esta vida que tengo y a mis hijas.
Estoy tan de acuerdo con tu escrito en tantas cosas, me siento identificada en muchas de ellas por ciertas experiencias, pero yo tengo otro problema… yo si quiero tener más hijos. Tengo 2 hijos, uno de 8 y otro de 4… fui mamá a los 18 y con ambos tuve q dejar muchas cosas, incluso ahora q ya ha pasado su tiempo y que debería estar más «libre» con el crecimiento de ellos, he tenido que abandonar más cosas para dedicarme 100% a su crianza. Tengo 2 varones y la verdad me encantaría intentarlo más adelante a ver si sale «la niñita», sé que es algo q obvio, no me asegura que así sea pero me gustaría. Tengo 26 así que yo me lo he propuesto hacer el intento a los 36, cuando mis peques esten más grandes y yo esperando estar más estable en cosas como casa y trabajo…. pero, para resumir, mi hijo mayor tiene asperger y mi hijo menor esta con especialistas por posible diagnostico de autismo… tengo miedo, de intentar seguir este sueño de busqueda de la niñita y que pueda venir otra personita con esta condición diferente. Yo amo a mis hijos y no los cambiaría por nada, me han enseñado mucho, me dieron otra lucha que seguir y por ellos siento q soy mejor persona, pero aún así es muy dificil… es dificil q tu hijo no sepa decirte que le pasa, que muchas veces recurren a la agresividad, ver su carita con rasguños que ellos mismos se han hecho, q si ya quitarle los pañales a tu hijo a los 2 años, mi hijo tiene 4 y aún no se los puedo sacar al 100% (osea es el doble del promedio de control de esfinter) y la gente… esa gente cruel o ignorante con el tema que los dañan y nos dañan como papas. Que no quieren tenerlos encerrados en casa porque se estresan, pero si vas a la plaza, aunq estes 3 horas, igual se devuelve con show y escandalo porque para él el tiempo no ha sido suficiente. La salud mental en Chile es penca… la pública se demoran muuucho en darte horas y te hacen rebotar de persona en persona y la privada no la cubre fonasa y debes pagar particular (minimo 40 lukas por consulta) debes ver como 4 a 5 especialistas mensuales, si te dan medicamentos, etc… tengo miedo de buscar a la «niñita» porque recuerdo los dias que he llorado pidiendole a Dios que nunca se me agote la paciencia, que sólo me de amor a mis palabras y que me ayude a entender y calmar a mi pequeño cuando llora y grita mientras se golpea la cabeza. 😦
Me gustaMe gusta
Un abrazo gigante Clau.. solo te puedo enviar eso.
Me gustaMe gusta